lunes, mayo 27, 2019

No se puede amar lo que está roto
sólo existe consuelo
piedad
No se pueden contar las nubes del cielo
pero las marcas extrañas
quedan en la piel

No se puede exigir el llanto ajeno
pero podemos tratar
No se puede apagar el fuego con fuego
sólo existe distancia
quietud
No se puede saber cuando acaban los duelos
pero podemos gritar
No se puede huir de la ausencia
aunque la falsa esperanza
se esté por renovar
No se puede expresarlo en pocas palabras
pero podemos tratar.
Nunca nos conocimos de verdad
imposible de contestar
¿que te pasa?
cuando cerraste los ojos y ate tus manos
a las mías,
tome aquel veneno y bebimos juntos
nos quemamos en un beso
tragando la miel de la muerte
ayer solo pensaba en morderte
hoy solo quiero morir contigo…
Tres Damas
Alzad el cáliz por las Tres Hermanas
Pues en ellas la Triada se convierte en Unidad
Así como la Pirámide que es solo Uno y Cero
Alzad el cáliz por las Tres Coronas
Atadas en carne y sangre
Atadas en mente y espíritu
Aquellas cuyos ojos se llaman Nostalgia y Anhelo
Cuyos labios se llaman Ámbar y Ciprés
Y sus manos
Oh sus hermosas manos
Una se llama Vehemencia
La otra Misericordia
Damas de inexorable forma
Bebed del ponzoñoso riachuelo
Aquel que corre debajo del frondoso Árbol
Debajo o Detrás
Arriba y Delante
No importa el llanto del Loco
La mera canción que se escucha en el Sendero de la Corona
Una melodía de éxtasis y destino
Oh Destino
Sujeto y atado
Esclavo gentil y traidor
Erecta vuestra forma
Cual siervo de negra piel
Que en el atardecer se transforma en marfil y zafiro
Tal es la canción de las Tres Señoras
Réquiem de Medianoche
Una melodía de flores y raíces
Nacida de la inspiración de la Victima
Oh tú el Sacrificado
Aquel que escribe la funesta o alegre sonata
Guiad a las Hermanas en su Obra
Y besad sus manos con un beso bermejo
Dejaos ver los pálidos rostros
Aquellos en los cuales la senectud y la juventud son una
Pues Oh mis Señoras
Cuan hermosas son
Seductoras
De Vieja Estirpe
Inalcanzables y Severas
¿No dejaran que bese sus labios?
¡Oh No!
Labios intocables y ajenos
Tesoros de Satariel
Yo cruzare el Abismo
Aquel guardado por el Can impasible
Sí, sí
Allí las buscare
Más allá del Desierto
Entre las moscas y los recuerdos
Y los probare
Sí, los probare
Ámbar y Ciprés
Sonrisas que se apagan
Mientras una luz oscura emerge
Bajo la tonada Saturnina
Sí, bajo la tonada Saturnina
Quiero dormir y no quiero
puedes aparecer en el lecho con flores y estrellas buscándome,
y pueda yo no despierte de entre las rocas,
tengo miedo de ser la ultima vez de escucharte
y puede sea que no te escuche
permanezca mas en la otra vida que esta
mi temor es que el tiempo no me será suficiente
para encontrarte y robarte un beso
para tenerte un momento en mis brazos y consumir mi vida en ellos
para mirarte y perderme en la brevedad de la distancia
entre tus ojos y los míos
como el reflejo de un algo a media noche iluminado por Luna
¡oh! destino apiádate de un caballero triste
en la búsqueda su síntoma absoluto de Paz
un encuentro breve con la magia que trasmite la sencillez del fuego
ilumina todo incluso en las noches mas oscuras
el misterio de mis manos encerradas en mis letras
es espera destino que has de arrebatarme la esperanza y jamás la vida,
ojala cuando sea hora de morir no me presentes
ante ella para que no disfrute de la presencia de su vos
que me alcance la vida para buscarte,
para encontrarte y perderte,
para volver a encontrarte
que me alcancé la vida para conocerte
antes de que tenga que abrir las puertas de los muertos
regresar para encontrarte
en la eternidad del amor.
Con la frase "Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo", aparecida en Meditaciones del Quijote, Ortega insiste en lo que está en torno al hombre, todo lo que le rodea, no sólo lo inmediato, sino lo remoto; no sólo lo físico, sino lo histórico, lo espiritual. El hombre, según Ortega, es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreto, incomparable, único: «la vida es lo individual»; es decir, yo en el mundo; y ese mundo no es propiamente una cosa o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas. Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él. En otros términos, la realidad circundante "forma la otra mitad de mi persona". Y la reimpresión de lo circundante es el destino radical y concreto de la persona humana.