miércoles, agosto 06, 2008

Nunca nadie pensó que tratar de ayudar a alguien, fuera malo, ya me lo había dicho Gabriela, no puedes ayudar a quien no quiere tu ayuda yo y mi idiota configuración de ayudar a quien quiero, cuando aprenderé nomas le jodo la existencia a todos, regreso a mi hoyito, a llorarle a mis muertos… a ellos nunca podre fallarles. Tampoco nadie espero nada de mi ninguna vez.

ADIÓS
Entonces así han pasado
todas las ilusiones en el viento
y al tratar de quererlas agarrar, mis manos se han muerto
en el siniestro
vaivén del frio espacio
entonces también te has cansado de mi
y cuando quise alcanzarte
estaba ya solo…

Negra Sombra

Negra Sombra


Has de creerte arrogante siendo un felón,
príncipe rojo,
demonio con sonrisa de niño,
¿sabes lo que es el amor?
siendo egoísta
¿conoces el dolor de la vida, el de la muerte?
solo en tu diversión un placer personal,
serpiente traidora,
mordiste asesinando,
lo sagrado de la luna valioso en ti
que te dio sentido como ser,
has matado lo único que tenia certero antes de mi muerte
quitado de mi corazón su encanto,
te buscare y tus colmillos serán trofeo,
con el poder m de mi alma te maldigo
nunca tendrás el descanso de una buena muerte
siempre vivirás con el dolor
con la certeza de que tus manos terminaron
con lo único bueno en ti,
te buscare,
destrozare tu alma antinatural ilegal para las leyes de los hombres
te daré de lo que yo tengo aquí
el desabor de la vida,
te maldigo demonio de ojos grises,
porqué me has arrancado la vida,
le has matado lentamente destrozando,
la sonrisa hermosa,
la mirada perfecta,
la caída de su misterio en el fuego de mil años
muere la medusa, se convierte en Ofelia
ahora son restos el Fénix
pero no ardera mas
las cenizas no se queman solo se han de calentar,
entregare las lagrimas y mi sangre en ofrendas,
no solo ha muerto la vida,
sino los veranos con los inviernos
perpetuas noches sin sol
se esfuma mi nombre con su aliento,
seguiré por el umbral hasta hallarme en el árbol de los muertos
como no perseguirte,
no encontrarte
dueña de mi nombre, de mi espada y mis colores
tu quien levantaste en un canto
al muerto poeta,
al caballero sin reino,
maldigo hoy demonio
tu escénica pura maligna sin compasión
ni los fuegos más terribles,
ni las torturas mas funesta bastaran
para que contemplen todo tu ser
mis maldiciones,

Los ojos fija, ¡en mi alma!, en mi Dios,
si me amaste acaso,
imítame en la enmienda, y en el llanto,
ofrezco valiente defensa y lealtad hasta la muerte
para ofender quien vicio y quebró
la luz de todas las magias
mi hermosa señora de plata ángel alas de fuego.

algún dia, te buscare y te cazare animal,

Dulce mi muerte y mi dolor

Dulce mi muerte y mi dolor,
viene dormida la soledad….
para que no despierte ni me escape
traigan mis banderas blancas
las que use en los días de vino y rosa
serán el estandarte
de este tiempo para dos…
me negare a jugar al amante,
con limite de horas
quiero pactar con deseo el brillo de nuestros ojos
un poco de amistad o cariño que es mejor,
para el amor a completado con deseo de tener tu cuerpo
ante el mío,
pero me niego no a sucumbir en el encanto de tus muslos
mientras no pueda sentir el tacto desnudo de tu piel con la mía,
en un ligero beso sintiéndome un delirio de noche
disfrazado de muerte
que busca el dolor
de tu sexo.

Hay en un trocito de la noche

Hay en un trocito de la noche

Los universos van a estallar en tus lágrimas,
recorriendo los pechos desnudos,
que tan fríos han de estar desde que nadie los besa,
y todas las horas marcan sangre en las paredes,
con las figuras de cabellos alborotados,
imágenes de tanto peligro,
es un terrible síntoma de una seducción que podría matar,
llega ese momento de fastidio
con los fantasmas que juegan a sentir calor de cuerpo.

Esta noche ideal para cortarse…
andemos por las rutas de tu sangre y de mis venas.

Vámonos fingiendo
que es la primera vez que estoy viviéndote,
hallando la iluminación,
ya lo comprendimos
por la carne también se llega al cielo,
seremos como aves que sueñan que son pájaros
y se despiertan ángeles
de esos sueños en los que dos fantasmas
pueden despertar
en la virginidad de nuestros cuerpos
en medio de la oscuridad.

Me parece ver
nada más que una estrella fugaz que se pierde
en la oscuridad llena de espectros,
porque hay palabras que siempre van a quedar,
recuerdos que nunca fenecen,
se graban en el alma y se escurren con la sangre
pintando la alegoría nocturna de contemplar
el cuerpo como éxtasis
tan parecida la cama a un lecho de muerte
hay en un trocito de la noche
en que me parece ver el sol.

Con mudas lenguas os hablamos

Con mudas lenguas os hablamos claro,
¿oh, vivos que miráis nuestra caída!
hecha ceniza la deshecha vida
por fatal estatuto, al mundo caro.

Contra el morir jamás se hallo reparo,
del mismo dios la muerte fue homicida,
dura de padecer, cruel, temida;
temed, mirad, su sentid, su efecto raro.

Temed el día riguroso e incierto,
mirad que hay contra humanos residencia,
sentid que al mal, vivir, sucede infierno,
coged marchitas flores de este huerto
que del de Adan padece la sentencia,
haréis de un fin mortal, principio eterno.

Prosa de los difuntos

Prosa de los difuntos

Día será de ira y venganza
aquel que volverá el mundo en ceniza
y el fuego nuestra vana confianza

Y de ese ardor que tanto atemoriza,
testigos son David y la Eritea,
cuyo oráculo gracia solemniza.

Cuanto temor habrá cuando se vea
venir a escudriñar el juez tremendo
las causas en el mundo el tiempo emplea.

Esparcirá la trompa el son horrendo
por los sepulcros y con gran presteza
los muertos ante el trono irán trayendo.

Allí la muerte y la naturaleza
se pasmaran y, cuando al juez airado
habrá de responder nuestra flaqueza,
un libro escrito allí será sacado,
en el cual se contiene todo aquello
por donde el mundo habrá de ser juzgado.

Y cuando se asentare a tratar de ello
el justo juez, descubrirá lo oscuro
y no perdonara solo un cabello.

¿Qué diré entonces yo?, ¿qué amparo o muro?,
¿qué patrón hallare me defienda,
de él justo apenas estará seguro?

Inmenso de rey de majestad tremenda
que a que has de salvar salvas de gracia,
sálvame, haciendo que jamás te ofenda.

Acuérdate señor, hazme esta gracia,
que soy la causa por quien caminaste,
no me tome aquel día en tu desgracia.

Buscándome, cansado te asentare
y padeciendo en cruz me redimiste,
no se pierda el trabajo que tomaste.

Justo juez, ya que lo mas hiciste,
el perdón me concede que te pido
ante el día de la muerte triste.

Gimo y lloro, señor, que te he ofendido,
la grave culpa el rostro me colora,
perdona a quien te ruega arrepentido.

Tu, que absolviste a aquella pecadora
y con oír al buen ladrón, me has dado
la esperanza también que tengo ahora.

Mis ruegos no son dignos –bien mirado-,
pero por tu bondad haz que no sea
en el eterno fuego atormentado.

Haz que entre las obejas yo me vea
y apártame, señor, de los cabritos,
y que a tu diestra mano te posea.

Y échalos, convencidos los malditos
en el eterno fuego y flama ardiente,
llámame para ti con los benditos.

Suplico le devota y humildemente,
el corazón casi cenizas hecho,
que cuides de mi fin como clemente.

Y aquel día de llanto sin provecho
que cenizas, resucite el hombre,
cual reo a ser juzgado su derecho,
a este, para gloria de tu nombre,
perdona, ¿oh buen señor!, por tu clemencia,
y más del perdonar, que es tu nombre,
da le holganza eterna en tu presencia.