jueves, mayo 23, 2019

El alba. Se oyen los pájaros
como perdidos en la niebla;
el silencio sube sus cantos
a la penumbra de la estancia.
El percibe un temblor muy tenue
que estremece la piel que ama
dulce en su ensueño. Muy despacio
la va cubriendo con la sábana
por evitar que se desvele.
Pero unos brazos le envolvían
y se ciñeron a su cuerpo:
eternidad fue aquí lisura
miel y jazmín. Mucho más tarde
aún se oía el cantar los pájaros.
Triste es el territorio de la ausencia.
Sus horas son engaño
desfiguran
ruidos olores y contornos
y en sus fronteras deben entenderse
las cosas al revés.

Así el sonido
del timbre de la entrada significa
que no vas a llegar
una luz olvidada
en el piso de arriba es símbolo de muerte
de vacío en tu estancia
rumor de pasos
cuentas que te fuiste
y el olor a violetas
declara el abandono del jardín.
Y en ese mundo ¿qué debí hacer yo
príncipe derrotado
rey mendigo
sino forzar mis ojos para que retuvieran
aquel inexpresable color miel
suave y cambiante de tus cabellos?
El mundo sonreía y era irónico, estaba contento y sentía cierto odio, mientras pensaba; -en lo tanto que me desagrada mirar al humano medio a los ojos. ¿Dónde está su espíritu? Su mirada es apagada. ¿Existe, quizás, algún ser detrás de esas opacas pupilas? Sondeo en vano: asemejan a los ojos muertos de los pescados expuestos en el mercado. A veces pienso que detrás de ellos solo hay concavidad, infinita concavidad color mate, es hasta absurdo pensar que algunos fingen ser monstruos y yo siempre trato de fingir no serlo…Tenia sentido ahora, que me asumo lo que soy… que hijo de puta.