lunes, noviembre 21, 2011

feromona

...y entre el humo de mi cigarrillo y el aroma típico de algún licor, se cuela entre ellos casi imperceptible, un olor a feromona que emanaba de su piel, cuando al mismo tiempo, en medio de un frío, se deslizaba por su sien una traidora gota de sudor que junto a una trémula mirada que huía de la mía, delataban sus más tímidos deseos ocultos en un disimulado nerviosismo.
La noche al inicio no prometía ir más allá de una conversación ordinaria con una amiga que hacía tiempo no veía, pero su actitud sospechosa, convertiría al nocturno momento en carnicería; y yo, y ella lo sabe, soy un lobo que huele a su presa por los vapores de su carne.