viernes, marzo 02, 2018

si supieras como te siento, seguramente huirás hasta donde no pueda encontrarte, porque claro mis sentimientos por ti, son tan puros como los rayos del sol en el universo.
Cuando bajaba por las escaleras de la noche
el puma de ojos aviesos
(nunca un gato es sólo un gato),
y mi niñez era la aventura
de aquellas fantasías repletas de sueños.
Y el caso es que sigo viendo
cosas increíbles cuando cierro el libro
y se apaga la luz
y por fin estoy en mi terreno.
Si has leído esto, si a través de un momento eres una pequeña parte del TODO que supone mi existencia, solo hay una cosa que me queda por decirte:
Gracias por haber impactado en mi vida.
Proyecto de un beso

Te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra.

Te mataré mañana poco antes del alba
cuando estés en el lecho, perdida entre los sueños
y será como cópula o semen en los labios
como beso o abrazo, o como acción de gracias.
Te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra
y en el pico me traiga la orden de tu muerte
que será como beso o como acción de gracias
o como una oración porque el día no salga.
Te mataré mañana cuando la luna salga
y ladre el tercer perro en la hora novena
en el décimo árbol sin hojas ya ni savia
que nadie sabe ya por qué está en pie en la tierra.
Te mataré mañana cuando caiga la hoja
decimotercera al suelo de miseria
y serás tú una hoja o algún tordo pálido
que vuelve en el secreto remoto de la tarde.
Te mataré mañana, y pedirás perdón
por esa carne obscena, por ese sexo oscuro
que va a tener por falo el brillo de este hierro
que va a tener por beso el sepulcro, el olvido.
Te mataré mañana cuando la luna salga
y verás cómo eres de bella cuando muerta
toda llena de flores, y los brazos cruzados
y los labios cerrados como cuando rezabas
o cuando me implorabas otra vez la palabra.
Te mataré mañana cuando la luna salga,
y al salir de aquel cielo que dicen las leyendas
pedirás ya mañana por mí y mi salvación.
Te mataré mañana cuando la luna salga
cuando veas a un ángel armado de una daga
desnudo y en silencio frente a tu cama pálida.
Te mataré mañana y verás que eyaculas
cuando pase aquel frío por entre tus dos piernas.
Te mataré mañana cuando la luna salga
te mataré mañana y amaré tu fantasma
y correré a tu tumba las noches en que ardan
de nuevo en ese falo tembloroso que tengo
los ensueños del sexo, los misterios del semen
y será así tu lápida para mí el primer lecho
para soñar con dioses, y árboles, y madres
para jugar también con los dados de noche.
Te mataré mañana cuando la luna salga
y el primer somormujo me diga su palabra.
"El último hombre" 1984
Leopoldo Maria Panero
La imposibilidad de anudar el tiempo para volver
de la muerte sin fin…
que arrastra todo como tempestad de otoño
en la nebulosa cascada
de mis poderes,
hermosa poesía recitan las aves cuando vas a morir
qué bello es el susurro del escarabajo bajo la piel
todas las inmortalidades feericas
las entradas a los jardines Shide
son como un apesadumbrado relato de amor
que no me corresponde
vivir