Desparecer, como lo hace el viento a la vista humana
sin ruidos puros silencios
es decoroso y elegante
mejor el no anunciar que uno se va
para que hacerlo cuando a nadie le ha de importar
el sonido de la sangre cayendo en el piso
gota a gota y después el ultimo suspiro
me enviare a casa con un dulce de almendras amargas