sábado, diciembre 31, 2011

“ejércitos de fantasmas”

¿Qué ocurre en el lugar donde ha habido una gran batalla?. ¿Hay alguna actividad paranormal en la zona?. Ese misterio parece tener respuesta en las llamadas “Batallas de fantasmas”, auténticos ejércitos fantasmales luchando en el mismo lugar donde lo hicieron en otra época y ante los atónitos ojos de los que son testigos de ello. ¿Realidad?, ¿visiones colectivas inducidos por las leyendas locales?, quien sabe...

El más celebre de los campos de batalla fantasmales de Reino Unido esta en Edgehill, Warwickshire.

En la batalla que se libro en este lugar, el 23 de octubre de 1642, la primera batalla de la guerra civil inglesa, intervinieron mas de 40 000 hombres; el choque se produjo entre las tropas del rey Carlos I, conducidas por el príncipe Rupert del Rin, y los “Cabezas peladas” dirigidos por Oliver Cromwell. Al terminar aquel día, el campo estaba cubierto de cadáveres y de moribundos, y ambos bandos se retiraron para continuar la guerra en otras regiones.

Fue entonces cuando llegaron a Londres las informaciones de la batalla se había vuelto a producir, pero que esta vez los contendientes eran fantasmas. Poco más de un mes después, varios aldeanos vieron y oyeron en el mismo lugar lo que al principio pensaron que era otra batalla. Cuando de repente todo aquel cuadro desapareció, se asustaron y huyeron. Pero el día de Nochebuena la batalla fantasma se reprodujo de nuevo con todo lujo de detalles.

Desconcertado, el rey Carlos I envió a cuatro oficiales para que investigaran el caso. Los militares informaron del relato recogido de los pastores: estos estaban cuidando de sus rebaños el día de Nochebuena -un domingo- , cuando de pronto oyeron tambores que se aproximaban, vieron como en un instante los dos ejércitos aparecieron en el cielo disparando los mosquetes y los cañones y con las banderas desplegadas. Los dos bandos lucharon encarnizadamente durante varias horas y finalmente desaparecieron a eso de las tres de la mañana.

A la noche siguiente, los pastores montaron guardia, pero esta vez acompañados por ciudadanos respetables de las parroquias vecinas. Y todos los vecinos quedaron asombrados cuando los ejércitos fantasmales “aparecieron, con el mismo tumulto guerrero, luchando con la misma fiereza que antes”. Al domingo siguiente, los soldados fantasmagóricos volvieron al campo de batalla y lucharon “con un tumulto todavía mayor” durante cuatro horas. Al día siguiente, las tropas volvieron a enzarzarse; y lo mismo ocurrió el domingo y lunes que siguieron. Los oficiales enviados por el rey contemplaron ellos mismos la batalla espectral u reconocieron a algunos de los militares que habían intervenido en la lucha original.


La batalla de Büderich.

El Gobierno de Wesfalia reunió nada menos que 50 declaraciones de los testigos de una batalla de fantasmas que ocurrió el 22 de enero de 1854 en el pueblo de Büderich. Según los observadores todo el Ejército -infantería, caballería y numerosos carros- marcharon en procesión a través del campo.

Los disparos de fusiles y el color de los uniformes podían distinguirse con claridad y el batallón, al dirigirse hacia el bosque de Schafhauser, dejo tras su estela dos casas en llamas y un rastro de espeso humo negro, Luego el Ejército desapareció en el bosque.

Al atardecer toda la escena se disipó, tan repentina e inexplicablemente como había surgido.

La batalla de Puys revivida 10 años después.

A primeros de agosto de 1.951, dos cuñadas inglesas estaban de vacaciones en Francia cuando su sueño fue turbado por unos cañonazos. Al poco tiempo se dieron cuenta de que estaban oyendo los ruidos de una guerra, y éstos continuaron a intervalos, durante tres horas.

Al día siguiente, cuando las asustadas mujeres trataron de descubrir lo que había pasado, se sorprendieron al enterarse de que no había habido ninguna batalla. En realidad, nadie había oído nada.

Sin embargo, siguieron investigando y se enteraron de que sus vacaciones las habían llevado a Puys, en las playas próximas a Dieppe, zona ocupada y fuertemente fortificada durante la Segunda Guerra Mundial. Allí, casi exactamente nueve años antes, los aliados habían efectuado una invasión que fue como un ensayo del ataque del día D. Desgraciadamente, la invasión había sido muy costosa y cruenta. Más de la mitad de los 6.086 hombres que habían desembarcado el 19 de Agosto de 1.942 habían resultado muertos, heridos o hechos prisioneros.

Las mujeres comprendieron pronto que los ruidos que habían oído eran una reproducción casi exacta de los de aquella batalla, como si ellas hubiesen estado alojadas allí en el momento en que aquélla tuvo lugar. Oyeron bombardeos y gritos en la madrugada, “aproximadamente a las cuatro de la mañana” y el ruido cesó bruscamente cincuenta minutos más tarde. El bombardeo real había empezado a las 3,47 horas de la mañana y cesado, según los archivos militares, a las 4,50. Oyeron los bombardeos y los gritos de los hombres, y de nuevo el silencio, y los archivos militates confirmaron también que el bombardeo se había interrumpido casi al mismo tiempo, sobre las 5,07 y las 4,50 de la mañana.

Todos los ruidos que habían oído concordaban con los datos oficiales de la batalla. Es interesante observar que el combate había terminado a las 6 de la mañana, hora en que cesaron también los ruidos escuchados por las mujeres. Pero las dos mujeres oyeron los gritos de dolor de los heridos y los moribundos durante la hora siguiente, gritos que se fueron debilitando a medida que pasaba el tiempo.

Otros casos de ejércitos fantasma.

En 1904 un grupo de escolares caminaba hacia la colina de Marplit, cerca de Honiton, en Devon, cuando vieron a un hombre al que creyeron un loco, vestido con un sombrero negro de alas anchas y una larga chaqueta de color castaño salpicada de barro. Curiosamente, el maestro que acompañaba a los escolares fue el único que no vio la aparición. El aspecto aturdido y exhausto del hombre asusto a los niños. Las investigaciones posteriores revelaron lo siguiente: en 1685, un hombre que vivía en una granja de la colonia de Marplit consiguió escapar a la carnicería que se produjo en la batalla de Sedgemoor -durante la rebelión del duque de Montmouth contra el rey Jaime II- y regreso a su casa. Pero en el preciso momento en que su mujer y sus hijos se aprestaban a darle la bienvenida, una turba de soldados se acerco y derribo al hombre con sus espadas.

En 1745, unas treinta personas pudieron contemplar un ejército de fantasmas que marchaba sobre el cielo de Souter Fell, en Cumbria, durante la época de la rebelión de los jacobitas. En el mismo sitio donde en 1746 se llevo a cabo la batalla de Culloden, se ha visto recientemente a guerreros fantasmales.

Y, en 1932, dos asustados motociclistas vieron a dos soldados cubiertos con capas cerca del Páramo de Marston, Yorkshire, en el lugar donde en 1644 se libró una importante batalla de la guerra civil.

También las grandes acciones de la guerra civil norteamericana suelen ser repetidas por los fantasmas. La mas celebre es la del sitio de Shiloh, durante el cual murieron 20 000 hombres; al día siguiente de la batalla -decían los lugareños-, el río cercano bajabarojo de sangre. Y desde entonces numerosas personas han visto y oído reproducciones de ese feroz episodio bélico.

La aparición de multitud de figuras fantasmales que reproducen acontecimientos que han tenido lugar en el pasado supone un paso más allá de las meras creencias personales, aún más cuando dichas apariciones son vistas simultáneamente por un colectivo de personas.

Más allá de cualquier explicación científica, existen numerosos casos que traspasan la barrera de la creatividad literaria y de las leyendas, y acaban instalándose en la más impactante duda razonable. Pero ¿qué son? Gran parte de estas apariciones grupales tienen que ver con acciones bélicas, las cuales suelen ir acompañadas de una actividad mental y emocional fuera de lo normal. El doctor James McHarg sugería que los responsables de tales fenómenos eran los recuerdos acumulados en el inconsciente colectivo. ¿Es posible por tanto que el proceso sea desencadenado por la mente de los testigos, por interacción con la información almacenada en el entorno físico? De ser así, tiene que haber algo en el marco físico que desencadene el fenómeno, y que haga que el cerebro capte esos recuerdos almacenados.

¿O verdaderamente es algo sobrenatural?
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