México 200 años La patria en construcción.
A veces te encuentras con sorpresas en los pequeños viajes; desde hace algunos años, casi 10 o exagerando 20 que salgo a visitar los museos del centro histórico en el D.F, en la más simple de las diversiones: recrearme en la cultura y el pensamiento humano, en las formas del pasado que nos han traído hasta aquí, este domingo volví a ir al museo del Templo Mayor, donde disfrute de la Coyoxautli y la diosa de la tierra Tlaltecuhtli, hallada en 2006 en el predio Ajaracas, pero sin duda la pieza que se llevo mi atención y me arranco el alma fue el estandarte de Hernán Cortes, estandarte también conocido como Pendón de Cortes, que fue usado para celebrar en el día de san Hipólito la batalla de Tenochtitlan, estandarte que años más tarde da origen al nombre de la calle Paseo del Pendón, una invaluable joya de la historia Mexicana, que sin darme cuenta, era el inicio de ese día de descubrimientos. Encontrarme con el Pendón del hidalgo de Medellin, tan sol era la efigie de lo que encontraría después, tanto en el Templo Mayor como en los edificios cercanos a este.
El viaje de las costumbres a través de las diferentes ofrendas a los dioses y a los muertos, las poderosas esculturas de los dioses y la forma en como su imaginaria era un reflejo de lo cotidiano, es para estar en constate estado de éxtasis. Mirar a México es una cuestión extraña, es un la perfecta alquimia, porque solo basta detenerse lo suficiente y mira que sus dioses viejos están presentes como los nuevos, que la cultura persiste y se renueva con las ideas, inclusive en su forma más simple que es la arquitectura de la ciudad; desde la él Palacio de la Autonomía en uno de sus patios traseros se puede ver por una ventana, como el piso es la ruina de un templo mexica y una pared es el muro de una iglesia, mientras que por otro lado se observa un pasillo de estructura metálica donde paredes, techo y piso son cristales, los Mexicos, presentes nuevamente compartiendo el momento.
No es para mas, el centro histórico es eso un encuentro de sorpresas, como esa bellísima exposición de 200 años de México en el Palacio Nacional, un edificio extraño construido con los planos de una cárcel, decorado con los murales de la escuela positivista en esperanza de un sueño socialista, las innumerables pinturas y esculturas que están en los pasillos de este edificio o la fuente al centro del patio principal, son el conjunto del paso del mexicano en este país, y sin más la exposición es eso, con un gran sentido nacionalista, que te enerva el corazón en sentimiento patrio ¿si es que en realidad existe eso?. Al menos es fácil sentir que lo tienes, desde el video introductorio o la primera de las salas donde te muestran una increíble galería de banderas de los ejércitos que lucharon por el país, batallones de lanceros, de fusiles, de infantería, banderas que fueron el emblema de hombres decididos a salvar y defender el país, no hablo de los grandes personajes, de los generales o los políticos sino de personas comunes que dieron la vida, en el sacrificio más noble que es el del bien propio por el bien común, con elementos como esos puedo olvidar por momento las pinturas y artilugios virreinales que se encuentran en la exposición, los elementos de la vida cotidiana del periodo virreinal, como; sillas, vestidos, ropa, tinteros, libros, que giran en torno a la construcción de la idea de patria y libertad que se da antes durante y después de la independencia hasta llegar a nuestro no agraciado siglo XXI.
No es solo la galería de banderas si no otras reliquias de México esos tótems que pueden servir como genios comarcales, me refiero las urnas con los huesos y cráneos de algunos de los principales personajes que se han llamado héroes en el país, pero fuera de ello, observar la espada de Allende, exhibida en esta exposición, es un objeto que te pone a pensar, sobre todo a mi me conmociono pensar que Allende era un dragón de la reina, es decir un soldado elite de caballería, algo que bien pensando nos lleva a entender el porqué después de alguna vitoria el señor Allende, se postro ante la virgen de la Natividad y ofrendo su espada en el altar de aquella iglesia donde la efigie de la virgen es patrona. Sin duda esos ideales de caballería del siglo 12 siguen presentes –pensaba-Sólo un caballero podría haber ofrecido su espada a la diosa, y decirle es ese código caballeresco por tu nombre y en tu honor te entrego mis vitorias. Son esos datos curios que tiene la historia lo que más me cautiva o enterarme de que el fusil de Hidalgo venia grabado con una leyenda sobre María y José, un detalle simpático si se mira ese símbolo al fusil como seria quien daría origen al algo aun mesías o un nuevo inicio en otras palabras la independencia. Objetos así se encuentran en esa exposición llenos de historia de símbolos de significados y entendimiento de porque y cómo funcionaba esa sociedad, que tristemente vamos olvidando y en la lejanía del tiempo, no notamos esos detalles que pueden llenar a uno de pasión.
Toda esa exposición es una maestría en el arte de hacer exposiciones; desde los soldados vestidos de seguridad de gala imponiéndose dando las indicaciones con vos firme pero sin ofender o esa genial curaduría que cuida detalle de información, de luz, de espacios, siempre haciendo que todo te llame la atención, y poniendo hincapié en piezas claves de la expo, como lo es un trozo de tela blancuzca, vieja y amarillenta por los años, donde en el centro se puede observar una Virgen de Guadalupe, esa tela un estandarte que uso el cura hidalgo en sus batallas, la imagen con la cual inicio una revolución, estandarte que fue obtenido por las tropas realistas después de derrotarlo y llevado como trofeo a España, el cual fue devuelto como obsequio del gobierno español a México para celebrar sus 200 años de independencia, un hecho que hace 100 años había ocurrido con el uniforme de Morelos,(que otra reliquia nos entregaran en 100 años que triste no poder saber) el cual también estaba postrado en la exposición juntó a su sable.
Aquel estandarte de Hidalgo, estaba expuesto, cubierto por un vidrio tan al alcance de todos, no sé que piense la gente, pero encontrarse con un elemento así, es encontrarse con toda la carga de un mundo, de una ideología de un pesar y sentir, trofeos de guerra como ese no se reglan no se obsequian forma la imagen de quien es uno y quien es el otro, tan importante para marcar futuros como para recordar pasados. Una pieza histórica invaluable, allí tan presenté tan nunca antes más mexicana, aun más que cuando salió por primera vez en septiembre de 1810.
No podemos olvidar que se trata del estandarte con el que el ejercito insurgente, encabezado por el cura Miguel Hidalgo y el capitán Ignacio Allende, se levantaron en armas en la villa de San Miguel el Grande, solo uno puede sentir emoción, es fácil y muy sencillo emocionarse, simplemente pienso que esa tela, que seguramente inspiro a muchos y fue usada en la primera línea de ofensiva en tantas batallas es la primera bandera de México y es el inicio de la historia que vivismo hoy para bien o para mal, por fortuna o desgracia, la historia está escrita de esa forma.