Me enamore de la forma
en como mirabas mi vos
aquella noche,
noche templada en la ciudad de los Buenos Aires
entre el humo del cigarro
arriesgándolo todo para compartir las estrellas de la ciudad con tus ojos
entre el trago de un licor desconocido y la cerveza alemana de nombre impronunciable,
tu mirada insistía en clavarse dentro de mi memoria,
tu vos tenia la fuerza de un mañana mejor,
casi imposible de repetir en el eco sordo de mi memoria
durante el lapso de la madrugada menguante
donde el calor desaparecía convirtiéndose en un suspiro en tierra
en tus rizos o tus manos,
me enamore de tu mirada, del gesto en tu boca,
mueca helada que alegra almas,
sonrisa de gitana,
preciosa embaucadora
han de ser la madrugada,
pero he vito tu silueta bailar alejándose como sombra
saliendo de tu espalda para invitarme
a caminar en la noche,
yo atado a tu mirada
no resisto y enloquezco con el humo
que tu cigarro suelta cada ves que das una bocana
al etéreo espacio al tiempo nocturno que se termina,
bailando con las palabras,
lo eterno se presta para guardarlo en mi bolsillo
para quedarme tu mirada que devoraba a la mía
mientras la ultima noche de un tango
eclipsaba el sueño convirtiéndolo en suave sonrisa
soñé y desperté diez mil veces escuchando tu nombre
desenredándose entes cabellos y jugando con tus manos
quise ser el cigarro y después el vaso
pero estaba aprisionado en lo bonito de lo innombrable
tu mirada que lo decía todo
me equivoco o no para mi será
la ultima noche de tango en la señora Santa María del Buen Aire
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