Ayer escuche tu voz a través del mar,
incendiando mis oídos con tu canto de sirena,
me inspire,
pinte una sonrisa en carmín,
al alba me embarque buscándote
en la isla
donde la neblina es muerte y los castillos son de cristal.
Y me topo con un león que escupe fuego,
dos gigantes,
mil caballeros tan bravíos como el demonio,
y no escatime camine hacia adelante,
ahí donde brilla una estrella,
me acerque,
vi,
eran tus ojos.
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