Algunos obituarios son historias de amor.
Mientras otros cuentos de dolor.
Otros inspiran poetas.
Algunos deprimen a los frágiles.
Son susurros afilados, son tan intensos que duelen y tan bellos que emocionan, susurran, hablan y recitan lamentos.
El silencio, de tu muerte, se ha postrado en mi garganta, emulando aullidos, en lugar de palabras, el sonido de tu ausencia, ha dejado en mi cuerpo la mortecina imagen de tu rostro después del suicidio...
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