Yo no quiero nada de eso,
ni un suspiro que se asemeja a la lastima del que sonríe
no entiendo su felicidad mentirosa
su autoengaño, que en momentos resulta más real de lo que yo alguna vez jamás lo fui
prefiero mis lagrimas sinceras
todo el desencanto que mi feo rostro produce
a una mentira que me durara mi al años y en la hora de mi muerte
me entregue una vida sin satisfacción
nada de eso quiero, de esa vida
que me expulso a mis rincones oscuros
hasta el pico mas elevado de alas montañas, o la cueva más oscura y profuinda en la tierra
donde el tacto de el viento sobre mi
es una ilusión difusa creada entre mi pensamiento y mi delirio
¿que me ofrecía lo común?
una vida sencilla no es para mi
aceptar ese modo de vida será como mi muerte sin rito
prefiero el romanticismo sucio y el culto a la individualidad
un relato sobre los pocos los que buscan una trascendencia en medio del vacío circundante,
los héroes anónimos de un romanticismo sucio,
los que no aceptan la felicidad simple de un mundo
que no aporta nada,
de una sociedad que sólo deshumaniza y se convierte
en un número más de estadísticas cotidianas.
me niego a servir de guardián en este pórtico
mirando como todas mis creencias se vulgarizan
en bailes y catingos absurdos,
tal vez sea que mi cuerpo no aguantara mas otra despedida,
mi humor se convirtió en un insulto,
¡basta de escuchar los gritos vacios llenos de mis viseras!
no tengo ganas de reír;
sólo me queda la melancolía de risas pasadas y compartidas
que ahora sólo surten efecto en mí
no digo nada
y me siento a esperar mientras gano en silencio una batalla
la batalla de la individualidad y el romanticismo suicida.
lunes, marzo 15, 2010
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