Truenan las puertas,
carcajean los perros olfateando la urbe
sus abismos,
benditas sombras, que traen una paz sacramental
para el reino del miedo
tan voraces insectos volando sobre las bocas
vuelve a comenzar
la marea de silencio en la fatiga
de mi sonrisa sin motivo
ruego encontrarme con la boca del infierno y las aves que comerán mi carne,
la vida sigue siento hermosamente bella
aquí…
hermosamente trágica
aquí…
que no importa si estoy vivo o muerto
la desgracia del mundo
esta escrita desde mi piel hasta mi alma
sin poderse borrar en mi cama de tierra agusanada.
sábado, mayo 15, 2010
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario