martes, enero 25, 2011

Tú, que tiendes el velo de la imaginación

Tú, que tiendes el velo de la imaginación

que con los muertos hablas

esperando una reacción

alcanzas a ver en la realidad un reducto

de la muerte que se acerca

impura y terca,

para mirarnos fijamente

con una sonrisa sin dientes

Esclavos a tus pies, un látigo candente

la carne es débil

desde su cueva observa la reina sedente

su regalo, muñecos de carne de labios cosidos

que ríen desesperados

con el espíritu por la locura roído

En una noche oscura de invierno

las promesas de eve alimentan el fuego

trae favores del infierno

cuerpos desgarrados sin sangre, su precio

préstala palabras y ojos

nuestra sangrienta dama y señora

conviértenos en despojos

como nosotros despojamos al necio

danos muerte con crueldad

aplástanos bajo tu pie como piojos

Te cedo mi corazón: desangra mi cuerpo

acepta mis vísceras

condúceme al éxtasis del dolor sin cuento

termina con esta existencia mísera

y arrójame al fuego

Si se suprime la cabeza y el corazón

el fuego puede ser refrescante

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