Tengo que confesar que jamás imaginé que una relación física con una mujer resultara tan embriagadora y agradable Su cuerpo me parecía de una suavidad cautivadora, sus curvas sus vellos, sus humedades. Sus pezones me enloquecían y ella experimentaba conmigo las mismas sensaciones arrebatadoras. Nos dijimos que nos amábamos, que jamás nos separaríamos, que iríamos juntos a todas partes, que seríamos únicamente uno.
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