"Cuando el infierno está lleno, los muertos
"Suben aquí a bailar, ¡y a chupar!"
Voltaire día de los muertos
El umbral del tormento
Benditos sean los muertos sobre los que cae la lluvia
a esos que extrañamos al saber jamás volverán,
les vimos dormidos en camas de maderas
vestidos de mortaja
sonrientes, silenciosos algo taciturnos,
menguantes esperando despedirse
en el entierro,
depositados como un rito,
ofrenda al nombre que nos corono humanos
sobre el universo,
en el valle de los huesos secos.
Saben que nosotros también hemos muerto con ellos
pensando que en aquella tumba reposamos
a destiempo a su lado,
se ven sonrientes cuando danzamos;
enfrente, entre y arriba de la hoguera,
quemando la mortalidad,
todos dejamos de de ser hombres
en el interminable circulo de la serpiente,
nos convertimos en fantasmas,
reencarnamos en la inmensidad de la noche,
convertidos en la luz del fuego volveremos
a bailar entre; muertos, sangre y la otredad.
Nos enamora esa noche de Candelaria,
El San Juan místico o el Beltaine que reina,
la sutil promesa de los ancestros en casa de Octubre,
siempre saldrá el sol se anuncia el amanecer y la noche se disipa
pero el fuego jamás concluye,
no somos un recuerdo
nos atamos a la vida entre las ramas de los arboles
y el canto de los gorriones,
somos la tierra fundiéndose en el mar
habitamos el umbral
mientras la lluvia reposa sobre nuestras tumbas.
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