Una mujer desnuda puede ser hermosa, pero lo es aún más si esta vestida encantadoramente, como cuando el pavo real levanta su plumaje, y es entonces cuando su cuerpo se convierte en misterio. El erotismo nace, casi de manera bíblica, con la vergüenza. El vestido rebasa su propósito de protección contra el clima y se convierte en una manera de ocultar nuestros genitales y embellecer el cuerpo. A partir del vestido la lista es infinita: maquillaje, tatuajes, perfumes, modificaciones corporales, peinados, etc. Una mujer desnuda puede ser hermosa, pero lo es aún más si esta vestida encantadoramente, como cuando el pavo real levanta su plumaje, y es entonces cuando su cuerpo se convierte en misterio. El erotismo nace, casi de manera bíblica, con la vergüenza. El vestido rebasa su propósito de protección contra el clima y se convierte en una manera de ocultar nuestros genitales y embellecer el cuerpo. A partir del vestido la lista es infinita: maquillaje, tatuajes, perfumes, modificaciones corporales, peinados, etc.
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