Tenía que escribirte una vez más, en mi tristeza suplicar un silencio a que vuelvas de entre los muertos, para verte entre las sombras de los pórtales, en los arcos de las plazas, o las afueras de los bosques, escuchar entre cada humo, ruidos y alcohol, tu ruido, y repetirte que te quiero así.
Sabes que estas calles oscuras no perdonan la soledad, ¿lo entiendes? No soy tan fuerte como cargar el cielo, no soy tan fuerte como para domar las bestias, no soy tan fuerte, para robarle suspiros a la muerte, sin ti…
Y agradezco el momento, el destino perfecto que nos hizo coincidir en ese misterio mortal que murió en el instante y esta, esta canción, que parce lo enuncia todo, me da tristeza encontrarme en las palabras de ese conjuro, pero que esperan de un loco, que te piensa aun en la muerte, en los atisbos del tiempo desde aquella tarde que me hablaste por primera vez, mientras caminaba en el centro, y las noches interminables en las cuales compartimos todos los recuerdos y el misterio de crecer ¿quien habrá muerto primero? Cuál de los dos funerales habrá sido más hermoso, esas claras profecías que nos marcan, y alguien que nos calme el dolor, risas abominables escapan en la tumba, el amor asustado y ensuciado por la tierra del “Dolores”, mis manos rendidas susurrando una noche sin ganas de volar, prefiero caminar por tinieblas infinitas y no tengo abrigo, mi esperanza sin control acaricia lagrimas y susurros en mi oído esta verdad; porque me encuentro de rodillas y existe tanto dolor, los muertos no sentimos, ¿porque no he muerto contigo?, para navegar en el mar de los sargazos y cabalgar junto a los caballeros vestidos del carmín.
Son las historias de los tiempos antiguos, de las almas viejas y del amor que nunca muere…
Sabes que estas calles oscuras no perdonan la soledad, ¿lo entiendes? No soy tan fuerte como cargar el cielo, no soy tan fuerte como para domar las bestias, no soy tan fuerte, para robarle suspiros a la muerte, sin ti…
Y agradezco el momento, el destino perfecto que nos hizo coincidir en ese misterio mortal que murió en el instante y esta, esta canción, que parce lo enuncia todo, me da tristeza encontrarme en las palabras de ese conjuro, pero que esperan de un loco, que te piensa aun en la muerte, en los atisbos del tiempo desde aquella tarde que me hablaste por primera vez, mientras caminaba en el centro, y las noches interminables en las cuales compartimos todos los recuerdos y el misterio de crecer ¿quien habrá muerto primero? Cuál de los dos funerales habrá sido más hermoso, esas claras profecías que nos marcan, y alguien que nos calme el dolor, risas abominables escapan en la tumba, el amor asustado y ensuciado por la tierra del “Dolores”, mis manos rendidas susurrando una noche sin ganas de volar, prefiero caminar por tinieblas infinitas y no tengo abrigo, mi esperanza sin control acaricia lagrimas y susurros en mi oído esta verdad; porque me encuentro de rodillas y existe tanto dolor, los muertos no sentimos, ¿porque no he muerto contigo?, para navegar en el mar de los sargazos y cabalgar junto a los caballeros vestidos del carmín.
Son las historias de los tiempos antiguos, de las almas viejas y del amor que nunca muere…
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