Algunos obituarios son historias de amor.
Mientras otros cuentos de dolor.
Otros inspiran poetas.
Algunos deprimen a los frágiles.
Son susurros afilados, son tan intensos que duelen y tan bellos que emocionan, susurran, hablan y recitan lamentos.
Ansiaba escribir aquello que anhelaba sin medida, pero la tinta solo plasmaba, cuando su corazón se desgarraba sin control; y su mano, a penas sin fuerza, era capaz entonces de estampar con letras compungidas, los llantos de su inherente corazón.
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