A veces cuando me besa quiero Morderle
He tejido tan fuerte con mis cabellos un escudo
para ocultar la cicatriz
de nuestro ombligo que es la herida de la lesión
para recordarnos el precio que pagamos
de no encontrar nada
eligiendo las profundidades sabiendo el riesgo
no descubrir, que puede no existir nada
asumí ese peligro, y excave
frente al frío, a la noche,
convirtiéndome en el árbol gris que da sombra
cuando el sol está la cúspide del meridiano,
no todo lo que crece en las sombras es siniestro
es cierto la dulzura de la noche hace olvidar fácilmente los estragos del día,
a veces cuando me besa la noche quiero morderle
como para hacerle daño,
quiero morderle el puto labio y hacerle sangrar
mi dolor de la infancia,
arrancarme el mapa tatuado en la piel para navegar el universo
encontrar el rosto resucitado en una mueca
que perdí con la crepuscular vida del eclipse,
tengo mi esperanza para aferrarme a ella,
que tengo miedo a la muerte pero me aguanto
sé que si no muero me podrán conquistar
no tengo un dios, tengo una diosa
renuncie a las teodieseas
a las magias y a los besos,
célibe mi alma
mi cuerpo triunfante en el reino del gusano,
la diosa del bosque esposa del ciervo blanco
me tejió una mortaja
de en un rayo de luna,
fría como la nieve en el norte
cubre mis cuerpo oculta mi ombligo
camino encapuchado mirando los amaneceres
la luz sobre los árboles era yo cuando sonreía.
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