Este es la última carta que te escribo,
reapareceré cualquiera de estos domingos en la esfera gastada de tus sueños.
No olvides que mis palabras son sombras que cruzan los espejos de tu infancia;
Antiguas mañanas se hacen sólidas en los sueños que surgen de sus letras.
Esta es la última carta que te escribo,
Desde el silencio, que es mi patria la envío,
La remito a tus ojos que sólo anhelan jardines de oriente.
Con el alma fervorosa he intentado escribir la líquida luz de tus faroles.
Recuerda que el amor es lento en regresar
pero siempre retorna, como el viejo y cansado Ulises
a su Itaca inmortal.
Esta es la última carta que te escribo,
¿Cuántas palabras, cuántos relojes, cuántos hombres y mujeres entre tú y yo?
Me despido desde mi áspera orilla
a través de signos que brotan de mi corazón
y caen y se desvanecen entre estas líneas.
reapareceré cualquiera de estos domingos en la esfera gastada de tus sueños.
No olvides que mis palabras son sombras que cruzan los espejos de tu infancia;
Antiguas mañanas se hacen sólidas en los sueños que surgen de sus letras.
Esta es la última carta que te escribo,
Desde el silencio, que es mi patria la envío,
La remito a tus ojos que sólo anhelan jardines de oriente.
Con el alma fervorosa he intentado escribir la líquida luz de tus faroles.
Recuerda que el amor es lento en regresar
pero siempre retorna, como el viejo y cansado Ulises
a su Itaca inmortal.
Esta es la última carta que te escribo,
¿Cuántas palabras, cuántos relojes, cuántos hombres y mujeres entre tú y yo?
Me despido desde mi áspera orilla
a través de signos que brotan de mi corazón
y caen y se desvanecen entre estas líneas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario