lunes, julio 25, 2016

Las luces de la ciudad ya no esperan a peatones sordos, mudos de sabieces.
Las escaleras perfilan una auténtica obra de arte, con la sórdida escena de lo precario,
lo mutado,
lo muerto a la espera de lo Vivo.
(Un momento...,
viven aunque ausentes…)
Pero el amanecer nunca asoma ahora,
De momento se le antoja ser verdugo de un gato que estila compases.

Duerme el humano, duerme.
El verano está hecho para vivir las farolas,
pero nosotros
cómodos en los regazos de amantes,
en aires desazonados,
en almohadas dulces y cortinas ahumadas
aún no hemos descubierto la noche como la luciérnaga.
Ella supo la luna, la sabe
Se aviva con la luz que a mí me desvela
En un puerto de sueños fugaces.
Mañana podrás despertarla.
¡Sí!
Podrás preguntarle cómo es ser iluminada de noche
Y vivir los días ciega de la luz que a ti te falta.

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