sábado, septiembre 24, 2016

En el Libro de los Eones (o de los Días), se menciona que antes de que el tiempo fuera, el Demiurgo (Sammael Yahldabaoth) comprendió en su Mente los Arquetipos de las cosas, los cuales siendo las Ideas perfectas creadas en la Mente Suprema del Más Grande, del Inefable, eran invisibles. Pero, proyectando parte de su propia Esencia, Sammael, revistió estos Arquetipos invisibles que eran Espíritu puro, y les dotó de Alma, a partir de su propia Alma, y entonces, dice en el Libro: "lo invisible se hizo visible, y lo inmanifiesto, fue manifestado". Antes de que fuera creada la materia, el Alma era el polo opuesto del Espíritu.
Partiendo de lo anterior, el Dragón como tal, siendo el representante del Espíritu, no tiene forma, y su Presencia es un reflejo del mismo Demiurgo, quien es Sombra del Inefable. La forma con la que conocemos al Dragón es una apariencia que en símbolo viviente, traduce su Poder y su Esencia. Pero, en el mundo de las apariencias, esta imagen nos permite llegar a la Imagen Real, la cual es indefinible para los sentidos mortales; así, partimos de lo conocido hacia lo desconocido. Entonces, el que Seth "mate" a Apep (fijar, en el sentido Alquímico), indica que está yendo más allá de las apariencias, y así llega a contemplar la Verdad de lo que Es el Dragón, su misma Esencia, que es la Esencia de la Creación. Se comprende a Sí Mismo, más allá del Mundo de las apariencias, como lo que Es en Realidad, en su Imagen Real. Como Thoth-Hermes, el Dragón de Al-khem ha dicho en las Tablas de Esmeralda: "Entiende que de lo visible, sólo queda lo invisible; lo que no tiene forma es todo lo que queda de lo que tiene forma".

EL SEÑOR QUE AMABA A LOS DRAGONES
El señor Ye amaba tanto a los dragones que los tenía tallados o en pinturas por toda su casa. Cuando de esto se enteró el verdadero Dragón Celestial se puso muy contento y bajó a la Tierra; llegó a la casa del señor Ye y metió su cabeza por la puerta y su cola por la ventana. Al verlo, el señor Ye huyó despavorido, a punto de enloquecer. Esto demuestra que el señor Ye no amaba verdaderamente a los dragones; sólo gustaba de la imagen pero no del auténtico dragón. SHEN BUHAI

No hay comentarios.:

Publicar un comentario