Lo que una vez, perecedero, ha sido;
lo que ahora ya no es, lo ahora ausente,
lo desaparecido,
la memoria lo guarda
dolorida amorosa, insuficiente.
Recordar es arder, morir, quemarse un poco
por reencender un poco lo extinguido.
Y acabar de morir,
morir enteramente,
huir con la memoria,
con toda la memoria
y todo el corazón, a donde ha huido
lo desaparecido
para siempre jamás, eso es olvido.
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