Nuestros padres se amaron antes de llegar nosotros y antes de ellos lo
hicieron sus padres. No sabemos si heredamos nuestra forma de amar junto
con el color de los ojos. Las alegrías que sentimos, otros las han
sentido antes; los errores que cometemos, otros los han cometido antes.
Esta es la desconocida tierra de nuestros padres, de la que siempre
intentaremos escapar y a la que siempre, sin poder evitarlo, seremos
fieles.
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