viernes, noviembre 25, 2016

Soy un ciervo que en una noche
fue atravesado por una saeta de fuego,
caída de ningún lado y de todas partes
como si algún dios le castigar por algo
que no sabe ha hecho.
En marcha corre huyendo de las huellas
de su pecho machado con sangre,
asustado hacia la montaña, aprisa,
esperando en lo alto del despeñadero,
le pueda salvar un salto de fe.
Iré a la nada, la esperanza del que nada tiene
para entregarme a un vacío
corro, siento, vuelo,
vivo el viento en mi rostro,
respirando fuerte este hedor a muerte
que mi cuerpo despide.
Todo se rompe, los huesos, los sueños por igual,
Las astas se enredan en las ramas,
las espinas cortan la piel,
me llena la sangre y cae, cae,
en el bosque… Mi Cabeza
que sera colgada en mi pared.

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