Contra la oscuridad
Despunta el canto en el alba
y con el sol regresa la esperanza.
Despunta el canto en el alba
y con el sol regresa la esperanza.
El ejército sigue el sitio,
pero los pendones verdes y blancos
luchan contra la oscuridad.
Despuntan los cuernos en el alba
y los cascos de los caballos
combaten la oscuridad.
Y las palabras
que se agolpan en la memoria
se murieron con la verdad.
El viento arrebata las ideas
y el lodo al asco
de ya no esperar.
Hoy la oscuridad se cierne
comiéndose vivos los sueños,
mientras las hojas se queman
te miro a los ojos y entiendo,
porque la mañana es creencia
y el eco de tu palabra mi huella.
Dame tu voz para que sea mi agua,
préstame tu risa para que sea mi sal.
Para de tus palabras hacer un nido
y de su eco construir el muro
que permita escalar el aire
y encontrar la palabra destino.
Despuntan al alba las palabras
en las que anillo, espectro y muerte
son notas en la canción de la espada,
mientras el campo retumba sobrecogido
con los cascos de los caballos norteños.
El canto es la esperanza final
de salvaje y moribunda fe.
Tu nombre es...
el tejido sagrado en que ahogo mis días,
el agua que bautiza y lava mis olvidos.
Tu nombre, nombre de travesía,
está hecho de los hilos que forman el tejido fatal
del que los hombres somos apenas una línea.
Te conjuro hecho de deseos y de palabras
sabiendo que contigo conjuro
la ordalía que me arrastra a la locura,
que me lleva a vivir de holocausto en hoguera.
Te conjuro porque conjurarte es vivir sin tiempo de relleno,
es esperar la noche para que la luz nos rehaga,
es esperar el día para que el silencio nos descubra
hechos de mar, de sal, de versos, de sol, de estrellas.
Te espero, entre el espejo y la vela...
oro por verte bajo la luz del alba
para que tu canción resuene dorada
y tu nombre sea cantado
mientras me acoge el túmulo ancestral,
los cascos de los caballos
combaten la oscuridad…
pero los pendones verdes y blancos
luchan contra la oscuridad.
Despuntan los cuernos en el alba
y los cascos de los caballos
combaten la oscuridad.
Y las palabras
que se agolpan en la memoria
se murieron con la verdad.
El viento arrebata las ideas
y el lodo al asco
de ya no esperar.
Hoy la oscuridad se cierne
comiéndose vivos los sueños,
mientras las hojas se queman
te miro a los ojos y entiendo,
porque la mañana es creencia
y el eco de tu palabra mi huella.
Dame tu voz para que sea mi agua,
préstame tu risa para que sea mi sal.
Para de tus palabras hacer un nido
y de su eco construir el muro
que permita escalar el aire
y encontrar la palabra destino.
Despuntan al alba las palabras
en las que anillo, espectro y muerte
son notas en la canción de la espada,
mientras el campo retumba sobrecogido
con los cascos de los caballos norteños.
El canto es la esperanza final
de salvaje y moribunda fe.
Tu nombre es...
el tejido sagrado en que ahogo mis días,
el agua que bautiza y lava mis olvidos.
Tu nombre, nombre de travesía,
está hecho de los hilos que forman el tejido fatal
del que los hombres somos apenas una línea.
Te conjuro hecho de deseos y de palabras
sabiendo que contigo conjuro
la ordalía que me arrastra a la locura,
que me lleva a vivir de holocausto en hoguera.
Te conjuro porque conjurarte es vivir sin tiempo de relleno,
es esperar la noche para que la luz nos rehaga,
es esperar el día para que el silencio nos descubra
hechos de mar, de sal, de versos, de sol, de estrellas.
Te espero, entre el espejo y la vela...
oro por verte bajo la luz del alba
para que tu canción resuene dorada
y tu nombre sea cantado
mientras me acoge el túmulo ancestral,
los cascos de los caballos
combaten la oscuridad…
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