Por ser la más importante, Apolo dijo que le concedería un gran deseo.
La Sibila cogió un puñado de arena entre sus manos y pidió vivir tantos
años como partículas de tierra había en sus manos. Vivió 9 vidas
humanas de 110 años. Pero olvidó pedir la eterna juventud.
Cuentan que, al final, tan pequeña y consumida estaba, que sólo fue voz.
Cuando los dioses quieren castigarnos, atienden nuestras plegarias. (Karen Blixen en "Memorias de África".)
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