miércoles, marzo 29, 2017

estaba amarrada a un pesado sillón de madera, inmovilizada por cuerdas puestas, sin duda, por un experto. No podía moverse ni un centímetro, estando sus piernas bien separadas, dejando ver unos labios interiores rosados y un pubis depilado. Sus tetas eran de regular tamaño, duras y firmes, pero luego de tocarlas comprobé que eran naturales, sin “rellenos”. No pude resistirme a pasarle los dedos por los labios vaginales. Suaves y húmedos. Comencé el interrogatorio.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario