miércoles, septiembre 06, 2017


Algo está ocurriendo. Tanto es así
que me asomo a tu rostro
para saber lo que de verdad me ocurre.
Porque algo sucede, y tú eres
la única persona de la que sospecho.
Una cosa es vivir y otra muy distinta
desvivirse así. Es un hecho:
mi vida ha cambiado, se ha trastocado,
pasea resucitada de tu mano
y cada poco se abraza a ti.
La mirada se me ha vuelto hacia dentro
y hacia ti, y mucho más curiosa.
(Mi curiosidad contigo no tiene límites).
Y no pierdo de vista el rosáceo tono de tus labios,
el bordado blanco en esa falda negra,
o el discernimiento sobrenatural de tus pestañas.
¿Qué me ocurre? Porque el hecho
es que ocurre, que no puedo más de pasión,
que no soy el mismo, que se me olvida todo
en cuanto te miro o pienso.
¿Qué otro objeto puede tener la vida -mi vida-
que no sea estar contigo, y amarte?
Hasta hace un momento creía que te amaba,
pero nunca es suficiente.
¡Más, más! (Y yo menos).
Y a veces se cruza ese pensamiento horrible:
el abismo de perderte.
(Entonces dejaría de saber quién soy,
y se desvanecería el aliento, y el latido).
No sé vivir sin ti. Ven.
Te necesito.
Ayúdame a saber lo que me ocurre.

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