jueves, septiembre 07, 2017

-No queremos morir todavía porque abundan los campos y los niños, las mujeres y los hombres que sueñan casi siempre en los amaneceres...- Siempre me repetía cuando miraba el fantasma de mi madre añorando a mi padre. Laura buscaba la muerte quería ir con la familia y estar feliz, nunca entendí porque su felicidad dependía de estar muerta, yo no quiero morirme sigo siendo un sueño. Cuando estábamos un día en el cementerio arreglando la tumba familiar, de pronto, justo detrás, de nosotras celebraban un entierro. Laura se levanto para ver como colocaban el ataúd dos metros bajo tierra mientras decía; "ya-ya, vámonos" yo sin responder tome las cosas y las guarde en el bolso, Laura tomo mi mano ayudándome a levantar del piso, sin detenerse ni soltarme salimos del cementerio, ya en la puerta le pregunte del porque había salido así, tan bruscamente, ella solo sonrió y no dijo nada, siguió su camino, el camino que tomábamos todos los días para ir a casa, después de pasar por el cementerio y ver a madre, recostada en ese árbol vigilando la tumba de papa.

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