Yo
no soy santo, ni tampoco pecador, y es raro porque la gente cuando era
pecadora me miraba y pensaba ¿será acaso un santo? Mientras otros que se
sentían santos, decían: ¡no!, es un pecador.
Asi, intentando encontrar a Dios encontré que no había nadie, salvo yo mismo, y unos decían: ¡allí va el hereje que no respeta la religión, más otros hablaban y yo escuchaba que murmuraban: ¿Qué es, acaso un santo, o en verdad un gran pecador?
Asi, intentando encontrar a Dios encontré que no había nadie, salvo yo mismo, y unos decían: ¡allí va el hereje que no respeta la religión, más otros hablaban y yo escuchaba que murmuraban: ¿Qué es, acaso un santo, o en verdad un gran pecador?
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