miércoles, enero 03, 2018

Para Carlos Saura, el fado es un amor de la infancia, de los días en que lo escuchaba en los cines de los años cuarenta. Por ello no extraña que cuando el productor portugués Ivan Dias le ofreció la oportunidad de inmortalizar este canto melancólico en pantalla, Saura aceptó sin vacilar. Tras dos años de investigación, el director aragonés abre nuevos caminos para el fado mediante una estética en la que predominan los claroscuros, la explosión de colores en cada escenario y las coreografías que acompañan a los músicos, algo inaudito para los puristas del género. Un verdadero homenaje a los grandes fadistas de antaño como: Amalia Rodríguez o Lucía do Carmo, al tiempo que revitaliza el universo de esta peculiar forma musical

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