martes, febrero 20, 2018

La historia de la brujería en Europa relata un sin número de anécdotas y episodios donde surge un felino. Por ejemplo, en una de estas historias la protagonista, cansada de que un gato se bebiese la leche recién ordeñada todas las noches, esperó al animal y consiguió en su persecución herirle en una pata. Al sentirse herido el animal gritó como un ser humano. Al día siguiente una pobre vieja, considerada como bruja, amaneció herida en una pierna. Y muchos otros cuentos similares existen que ligan el gato a poderes desconocidos.
Como en casi todas las creencias populares, el reverso también es válido. O sea, el gato negro no es un vaticinio nefasto en todo lugar, y en algunas culturas es considerado un elemento de buena suerte. Parece que estas creencias dependen del lugar y la circunstancia de su encuentro.
En algunos países es el gato rojo el prenuncio de mala suerte y no el negro. Existen pueblos en que el encuentro de un gato negro camino de la iglesia el día de la boda solo puede traer buena suerte, mientras que en otros, el mismo episodio es símbolo de desgracias conyugales. Hay gente que se cree que el gato negro es un talismán que trae buena suerte en los juegos de azar, sobre todo si se toca alguno antes de que empiece el juego. Y otros piensan que tener un gato negro en casa es símbolo de buena fortuna.

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