sábado, marzo 17, 2018

En la Edad Media un cuarto de la población murió por peste negra. Los señores feudales cobraban tributos altísimos. El hambre se comía cada resquicio de vida que había resistido a las dos anteriores circunstancias. Las ciudades tardaron décadas en recuperar el esplendor del pasado clásico. La comunicación era realmente complicada pues pocos sabían y podían leer manuscritos en latín –el esperanto de la época-.
Ahora la población oscila de un lado a otro. Auguran que, junto a la gestión del agua, los movimientos migratorios serán los grandes problemas del futuro aunque quizá la previsión resulte demasiado optimista si una se asoma a las playas de Lesbos o a las fronteras que Europa cierra cada vez con más celo. Como antes.

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