“Matar un caballo, abrirle en canal e introducir allí, fuertemente
atado, a un hombre. Luego cosían de nuevo la piel del caballo y el tipo
quedaba mezclado con sus entrañas, que en pocas horas empezaban a
descomponerse. Así se pudrirían juntos. Los gusanos del animal devoraban
lentamente al hombre en un suplicio que duraba días.”
— Ella, Drácula (Javier García Sánchez)
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