Respirar. Y escuchar
mi nombre desde su alma.
"Ven", dice. Y voy. Y se abraza
a mí con toda su boca.
Y rezo su pelo, y su espalda...
Y me enredo en su talle,
y aspiro su pecho.
"Ven, no te vayas".
Y aprieto su alma, y suspiro
profundo su vida: en la mía.
Me quedo con ella.
Y deletreo su cuerpo:
del tacto al verso,
y del verso al idioma de sus ojos.
Estamos los dos dentro
del gran poema que es la vida.
Su vida es mi vida.
Respira en lo que respiro.
Respiro en lo que suspira.
Sólo nos queda el amor.
Cansados de todo. Los dos,
refugiados en un beso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario