viernes, abril 27, 2018

El ánima sola está condenada a sufrir el dolor de una inmensa soledad toda la eternidad. Celestina Abdégano fue una de las mujeres de Jerusalén que asistían a los condenados a muerte. El hecho que nos ocupa ocurrió el día que murió nuestro Sr. Jesucristo, viernes Santo.
A Celestina ese día le tocó la misión de subir al Calvario con un cántaro de agua para dar no en el en de beber a los mártires del patíbulo y de esta bebida les dio a Dimas y Gestas, pero por temor a los judíos no quiso darle de beber a Jesús y fue condenada a andar errante en el mundo.
Aunque nunca fue consagrada por la iglesia, el ánima sola puede interceder por nosotros. Si le rezamos y le pedimos con sinceridad, muchos son los beneficios que nos pueden llegar desde lo alto. Parece ser que ha hecho grandes milagros a personas que han invocado su nombre y han pedido su intercesión se puede orar y alcanzar muchos beneficios de lo alto.

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