Ayer, al mediodía,
me senté al lado de una fuente.
Cerrados los ojos escuchaba
su sonido: líquida nostalgia
en surtidores de luz y espuma.
Y el alma removía el agua
con las manos. Quietud, sosiego
en salpicaduras de Dios y brillos.
Sobrenatural atisbo: música,
revelación, reflejo, aroma, ritmo.
Poesía de agua. Acuarela
donde se iba diluyendo mi vida
en el resplandor de su melodía.
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