Ven y sígueme; y pon a todos los Espíritus sujetos a mí: para que todos
los Espíritus del Firmamento y del Éter, sobre la Tierra y bajo la
Tierra; en tierra seca y en el Agua, del Aire en remolino y del Fuego
que embiste, y cada Palabra y Azote de Dios deben ser obedientes conmigo
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