Una oración, una plegaria... una renuncia, mil reproches de hartazgo... y
el embeleso final que atraviesa con dolo el corazón herido ahora por
este juego de espejos... nada por hacer, esperar que el tiempo disuelva
los sueños de lo que no son más que promesas de frágiles puentes...
y todo suicida esta enamorado de un puente
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