Ahora
los dejo al pie de la escalera, treinta minutos después de medianoche,
con un bloc, una pluma y una posible lista. Conjuren sus palabras,
alerten a su personalidad secreta, saboreen la oscuridad. Peldaños
arriba, en las sombras del altillo, espera su Cosa. Si le hablan con
suavidad y escriben toda vieja palabra que quiera saltar de sus nervios a
la página...
Tal vez, en su noche privada, la Cosa del final de la escalera... empiece a bajar.
Tal vez, en su noche privada, la Cosa del final de la escalera... empiece a bajar.
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