viernes, junio 21, 2019

Cabrones. Eso es lo que sois:
unos miserables cabrones.
(Aunque no sólo vosotros caváis las fosas
desde donde para toda la eternidad
os van a estar mirando esos niños).
"Cobardes cabrones de mierda"
es el mejor verso
que me inspira vuestro delirio.
(Aunque aquellos que os lo permiten
tengan mayor pecado).
Pero por más tierra que echéis
y echéis sobre esos menudos cuerpos,
jamás podréis quitaros de encima ese olor
nauseabundo de almas putrefactas
en que os habéis convertido.
Ni caridad ni leches: sois unos mierdas,
hijos de la gran mierda.
Y mi poema no puede decir otra cosa
que esta verdad: vuestra vil inmundicia
va a suponer vuestro propio fin.
Mientras esos ángeles que enterráis vivos
seguirán vivos en Dios, eternamente,
vosotros ya estáis condenados
a un eterno espanto desde ahora,
cobardes cabrones de mierda.
(Sólo me queda rezar
sobre esas tumbas -rezar como un niño-,
apretar el alma con los dientes
y dejar allí unas flores. Y un puñetazo
en la tierra, y en este silencio
de tantos, de muchos, de demasiados).

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