La piedad es lo primero", me recuerdan en la charla espiritual, y
asiento. "Lo primero es la poesía", me escribe un maestro, que también
me ve distraído. Aunque sea profesor de secundaria, la enseñanza es
primordial, me reconvino. La familia es lo más importante. Mi mujer. Los
plazos y los encargos. "Tus artículos...", me para un lector por la
calle. "La salud es lo primero", me avisa el médico. Y así, y así. Menos
mal que tengo a los jasídicos, Dios se lo pague, y, en concr
eto, cuando más falta me hacía, este cuento inesperado:
"¿Qué era lo más importante para Moshé de Kobryn?"
El discípulo reflexionó y dijo:
"Cualquier cosa que estuviera haciendo en ese momento".
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