sábado, marzo 07, 2020

Por un cielo de tormenta
la luna roja resbala,
con nimbo de azufre y cloro
su faz de bruja nimbada.
Desde la noche sin grillos
le chistan lechuzas raudas;
desde los ranchos sin sueño
miedosos perros le ladran;
y las viejas se santiguan
al verla tan colorada,
pues luna con sangre es luna
que trae segura desgracia.

¡Ay, que se ha puesto la noche
como para cosa mala
con ese viento chiflón
que le sopla las entrañas!
Las chacareras encogen
el cuerpo bajo las sábanas
y aprietan los duros muslos
entre las duras enaguas;
que luna con sangre es luna
que trae segura desgracia,
y es siempre en moza doncella
que el maleficio descarga.
¡Ay, quién pudiera velar
hasta la margen del alba,
el pensamiento y las manos
trabaja que te trabaja
—devanando aquél leyendas
y éstas devanando lana—,
mientras las brasas se azulan
y llora el candil de grasa!
Pero hay que arar mucha tierra
mañana por la mañana,
y ya en los ojos el sueño
pesa y pesa, llama y llama...
¡Ojalá la luna roja
lleve lejos la desgracia!

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