sábado, mayo 30, 2020
miércoles, mayo 27, 2020
miércoles, mayo 20, 2020
Walt Whitman – 1819/1892 – nos regaló el fantástico poema Carpe Diem que apetece releer antes de entrar de nuevo en la vorágine diaria… Una invitación a vivir el presente, y a dar el primer paso para repensar nuestro camino y convertirnos en protagonistas de nuestra propia historia. Actúa como si hoy fuera tu último día, respetándote y respetando a los demás.
Aprovecha el día de hoy.
No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber alimentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho de expresarte, que es casi un deber.
No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario…
No dejes de creer que las palabras y la poesía, sí pueden cambiar al
mundo; porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta.
Somos seres humanos llenos de pasión, la vida es desierto y es oasis.
Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra
propia historia.Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa. Y tú
puedes aportar una estrofa…
No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el
hombre.
No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes, huye…
“Yo emito mi alarido por los tejados de este mundo”, dice el poeta;
valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía sobre las
pequeñas cosas.
No traiciones tus creencias, todos merecemos ser aceptados.
No podemos remar en contra de nosotros mismos, eso transforma la
vida en un infierno.
Disfruta del pánico que provoca tener la vida por delante.
Vívela intensamente, sin mediocridades.
Piensa que en ti está el futuro, y asume la tarea con orgullo y sin
miedo.
Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes se
alimentaron de nuestros “Poetas Muertos”, te ayudarán a caminar por
la vida.
La sociedad de hoy somos nosotros, los “Poetas Vivos”.
No permitas que la vida te pase a ti, sin que tú la vivas.
¿Por qué alzas los ojos para retener en tu retina los sueños del sol?
Ellos siempre se desvanecen, como la niebla que planificaron tus pestañas
para ocultar el esqueleto brillante de la luna que busca atemorizar al sol.
Tus manos como copas inmensas reciben la mañana,
cuya luz insoportable te delata,
Y te impone el eterno juego de la resurrección.
Ahora puedes abrir los ojos,
La oscuridad en retirada se oculta en los bordes de tus sábanas,
Sabes que el sol soñó contigo y que sus sueños se cumplirán.
martes, mayo 19, 2020
El Destino
Las Nornas tejiendo el Destino, a los pies del Árbol Mundo, de Arthur Rackman
Hoy he estado cosiendo, preparando objetos para realizar mi arte. Mientras daba cada puntada, que se repetía una y otra vez, he pensado en todo lo que aprendí sobre el destino, sobre la Vieja Europa, aquellos cultos matriarcalaes, aquellas mujeres sabías que tejían casi a oscuras a la luz del hogar.
En estos tiempos tenemos máquinas de coser. Son más rápidas, pero yo coso a mano todo lo que es para el oficio. Coser a mano te pone a prueba. Enhebrar la aguja; vencer la dificultad lumínica cuando el Sol se va yendo; coser un punto al lado del otro para que quede recto; poner contínua atención para que cuando termines quede pulcro. Porque cuando te sientas a coser y haces todo esto se refleja tu estado de ánimo, tu energía y vibración, como un espejo.
¿Recordáis viejos cuentos donde la arquetípica doncella tiene que coser toda la noche? Quizá con la máquina de coser hubiese terminado a tiempo. Pero no se trata de eso, no. Se trata de forjar tu espíritu, realmente trabajarlo, pasar los obstáculos y pruebas para recibir el gran tesoro, reencontrarte contigo mismo, con aquello que siempre has sido. Porque la vida te lleva constantemente a darte cuenta de esto, a aceptar tu naturaleza, tu luz y tu oscuridad.
Coser implica todo esto. Puedes coser, crear; y descoser, destruir. También puedes cortar el hilo. La antigua hechicería lo sabía bien. Existe la tradición de embrujar con nudos, de la que ya hablé aquí; de tejer redes entre las astas del stang donde queden atrapados espíritus o crear punto por punto una red que constituirá la situación necesaria para alcanzar el deseado objetivo.
Todo esto engloba nuestra existencia, el Destino.