1.- No quiero olvidar cómo era ser niña.
Cuando
era niña me preocupaba convertirme en uno de esos adultos que han
olvidado completamente cómo era ser niño (como la señorita Trunchbull de
Roald Dahl en Matilda). Afortunadamente, eso
todavía no ha sucedido. Leer libros infantiles automáticamente me ayuda a
recordar, incluso de manera más viva de lo que es habitual, cómo era
tener siete años. No quiero ser uno de esos adultos que describe el
Principito, o convertirme en un villano digno de un libro de Roald Dahl.
Aunque no leer libros infantiles no quiera decir que de repente vayas a
ser incapaz de relacionarte con niños o que vayas a convertirte en la
peor pesadilla de los niños, creo que leer literatura infantil ayuda a
asegurarte que nunca olvidarás. Es agradable poder leer un libro y
encontrarte con que todavía conserva esa parte de lo que fuiste y de lo
que sentiste al ser niño.
2.-Puedo aprender mucho de libros como El Principito, Peter Pan, y Alicia en el País de las Maravillas.
Y de tantos otros libros para niños. Muchos libros infantiles están repletos de sabiduría. El primero que se me ocurre es El Principito.
En 91 páginas este libro puede enseñarte sobre el amor, las cosas
importantes de la vida, y aquello que nunca deberías olvidar, sin
importar la edad que tengas. Cuando escribió Peter Pan,
J. M. Barrie encontró inspiración para esta historia de un chico que
nunca crecerá en la muerte de su hermano mayor David, que murió antes de
cumplir catorce años. Alicia en el País de las Maravillas,
de Lewis Carroll, es sobre el solitario viaje hacia la madurez, la
pérdida de la infancia y como es imposible volver. Mientras la hermana
de Alicia sueña con el País de las Maravillas después de escuchar a
Alicia hablar sobre él, ella no puede ir allí, e incluso en su sueño
sabe que no es real. El catalejo lacado de
Philip Pullman ofrece una perspectiva diferente sobre el pecado original
en el jardín de Edén y lo equipara a la consciencia, no al pecado. Harry Potter no
es solo sobre la lucha entre el bien y el mar, encarnados en Harry y
Voldemort, sino también sobre la lucha interna que todos llevamos
dentro.
3.- No me importa que me juzguen.
Si alguien en un avión me ve leyendo Las Hermanas Penderwick o La invención de Hugo Cabret y
asume que o soy vaga o no demasiado lista, pues vale. Afortunadamente
para mí, tengo la suficiente confianza en mi inteligencia para que me
vean leyendo un libro que fue escrito para chicos de 10 años. Cuando era
más joven no me sentía así, pero doy las gracias por haber madurado lo
suficiente como para que ya no me importe. C. S. Lewis sabiamente dijo
“Cuando me convertí en un hombre dejé de lado las cosas infantiles, como
el miedo a ser infantil y el deseo de ser terriblemente mayor.”
4.- Puede ser simplemente divertido.
Leo
por muchas razones diferentes: para descubrir cosas que no sabía, para
ver el mundo a través de los ojos de otra persona, para encontrar
aventuras, para aprender sobre el pasado o lo que habría podido ser,
para escapar, para enamorarme o para ir a lugares que puede que nunca
vea en la realidad. Pero a veces solo quiero leer un libro que sea
tremendamente divertido. A pesar de que es cierto que no todos los
libros infantiles son puro entretenimiento, algunos de ellos son muy
divertidos de leer y a veces son justo lo que necesito. Roald Dahl es un
gran autor al que acudir cuando quieres leer un libro divertido que te
recuerde lo que significa tener 10 años, y de vez en cuando eso es justo
lo que estoy buscando.
5.- Intento no subestimar a los niños o los libros que leen.
Aunque
es verdad que de niña me gustaban algunos libros de los que hoy me
avergüenzo, también me gustaban muchas cosas que estoy segura que los
adultos pensaban que no entendería (como el humor negro y las
referencias literarias de Una serie de catastróficas desdichas).
Estoy segura de que habrá gente que oirá a un niño hablar bien de un
libro y actuarán de manera paternalista, asumiendo que ese libro es
demasiado tonto para cualquiera con más de doce años. Puedes incluso
encontrar esta actitud en algunos libros infantiles, que son
condescendientes con sus lectores (otra de las cosas que no puedo
soportar). Creer que todos los libros infantiles son tontos es creer que
todos los niños lo son y que malgastan su tiempo en literatura que no
vale la pena. Algunos libros infantiles son populares por una razón: son
buenos.
6.- Solo porque un libro esté escrito para una audiencia infantil no quiere decir que no trate temas importantes.
Esto me hace pensar en una cita de Madeleine L’Engle, autora de Una Arruga en el Tiempo:
“Tienes que escribir el libro que quiere ser escrito. Y si el libro es
demasiado difícil para los adultos, entonces lo escribes para los
niños.” Los libros del Dr. Seuss podrían ser descartados como simples y
estrambóticas rimas para niños, pero en realidad son mucho más que eso.
Solo porque la manera en que están escritos no suponga un reto no quiere
decir que no propongan retos a nuestra inteligencia. Recuerda que estos
libros fueron escritos por adultos.
7.- Intento mantener la mente abierta sobre lo que leo.
Si
alguien me recomienda un libro que les ha encantado, voy a leerlo
aunque sea para niños, adolescentes o adultos. Si fuera menos abierta
sobre la lectura, me hubiera perdido un montón de libros increíbles.
[Nota
mental: volver sobre este punto otro día para contarles una anécdota
reciente relacionada con no uno, sino dos prejuicios, y la fantástica
serie ¡Yotsuba!]
8.- Sé que los escritores de literatura infantil y juvenil pueden tener tanto talento como los escritores para adultos.
Algunas
personas parecen pensar que la literatura infantil y juvenil no tiene
ningún mérito literario, o incluso que los escritores de libros
infantiles lo son porque no pueden o no saben escribir para adultos.
Algo así como “los que no saben enseñar son profesores de gimnasia”,
pero en su lugar “los que no saben escribir, escriben para niños”. Esto
es, por supuesto, totalmente falso. Algunos escritores de gran talento
para niños incluyen a Neil Gaiman, Philip Pullman, L. M. Montgomery,
Lois Lowry, E. L. Konigsburg, Madeleine L’Engle, Lewis Carroll, C. S.
Lewis, J. K. Rowling y Frances Hodgson Burnett. De hecho, algunos de
ellos también escriben para adultos.
9.- A veces me gusta escapar del mundo de los adultos.
Seamos
honestos: a veces es agradable olvidarse de los problemas de los
adultos y leer libros de aventuras desde la visión sorprendida del niño
protagonista.
10.- Porque un buen libro es un buen libro.
¿Qué
importa en qué sección de la biblioteca se encuentre? Te encontrarás
con libros que están a medio camino de la sección juvenil y la sección
de adultos, y da igual donde te encuentres con La ladrona de libros, porque a pesar de ello será increíble.
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