Death is the wish of some, the relief of many, and the end of all
Lucius Annaeus Séneca
Un delicado dulce de soledad
I
Me parece ver un bosque
lleno de seres ocultos que me miran curiosos,
que analizan el color de mi piel,
mi silueta y mi caminar...
me observan...
al caminar adentrarme en lo profundo de cuevas y árboles,
paseando entre los limites naturales de los,
me sabe a noche el bosque
es un lugar mítico donde todo puede suceder
el sol no brillara nunca mas…
entre el manto de las ramas solo será un cielo estrellado
guardián del silencio en mi soledad,
en este bosque jardín de los muertos,
como mi corazón que es diferente a los demás,
después de todo es un hogar
para no vivir jamás, y morir por siempre,
un lugar de pasos,
crescendos y descensos constantes,
un gélido silencio camina cuidadoso
hasta caer en los quiebres duros del bosque
a veces se cuelan los amaneceres,
y sin embargo,
la soledad nunca deja de encandilar.
el ambiente fantasmal congela los pulmones
suena a una mañana en aislamiento
me recuerda al primer amanecer
que vi entre árboles
de vuelta y vuelta
me canse de creer en un lugar mas allá del bosque,
y de lo que tienen los vivos que a los muertos nos falta.
II
Mi corazón tan frío,
helado lleno de vacíos huecos sangrantes,
como lagrimas envueltas en la atmósfera de la desilusión,
es un corazón muerto,
y aunque quede el alma,
tener un alma no es un camino de rosas,
hace odiarte a ti mismo
¿creo se que es lo que soy?
¿lo que me espera?
y ni siquiera he comenzado
a escuchar los latidos dentro de mi pecho,
que serán la nostalgia de mi pasado
si conociera su naturaleza
diría que eso es un árbol,
si conociera lo infinito del mundo
diría que eso es una simple ilusión...
no la entendería.
me quedo en la contemplación de mi realidad.
pero no quiero reír, quiero perderme
irme a otro mundo
como si la muerte tocara mi pecho desnudo
y en el sintiera su guadaña fría
congelando todo lo vivo,
en los eternos amaneceres
que contemplare en este bosque de mil suspiros
solo en mis ojos
entrando por mi boca
hiriendo la sensibilidad de mi vida
que cae en las sombras
para ser el ministro de la muerte
envuelto en soledad
lobo del bosque
oscuro rabioso
enfermo de desilusión,
tan terrible tu veneno
que es como el beso
de una serpiente.
III
Sílfide masculina envuelta en la seda
de la araña viuda negra,
mi cadáver oculto donde nadie sabe
que un esqueleto me ha traído hasta aquí,
creerlo o no,
me ha cargado,
a veces arrastrado,
siempre tranquilo a su paso
sosteniendo un saco de idiotez
un poco de sueños
y un montón de carne podrida…yo…
el crepúsculo de la impertinencia,
¿no merezco no un adiós?
o tan solo el tiempo y el destino me tendrían predestinados
para siempre
las vidas que tenga,
las eternidades oscuras,
soledad perfecta de esa que tortura
de esa que come cada gramo de esperanza
¡ah! bendita locura,
ven y envuélveme en tus manos
llena mis desgracias con tu afición a lo imposible
que no encuentro mas pasos y mas caminos,
tronaran los días perfectamente
moriré solo sin mi circunstancia
también me abandona y yo de poder me iría con ella.
Si tú supieras todo lo que callo, lo que sueño y lo que vivo.
Si supieras hacia dónde corren los pensamientos, cuando no estás.
Si supieras que sigo a tu lado, pero que también necesito que estés al mío.
Si supieras que las palabras hieren, al igual que los gestos.
Si supieras que sé lo que piensas, y trato de adelantarme.
Si supieras que sé lo que sientes, y estoy contigo cuando estás sola.
Si tú supieras...