"... Dans mon lit, là, de granit
Je décompose ma vie
Délits, désirs illicites
L'espoir, le rien et l'ennui... "
M.F.
La destrucción o el adiós...
He llegado a donde nadie más pueda pararse
frente a la boca del infierno, para entrevistarme con el diablo,
sin tomar asiento junto a las seres míticos,
ni con los oyentes que se profesan impíos
una diáspora de luz consuela,
me atesta de una íntima piedad,
este truhán cielo pintado con oleos rojos,
trajo un temor velozmente anunciado,
el fin estaba ahí fuera,
en cualquier parte,
y sólo esperaba que alguien lo buscara para mostrarse,
desde la más absoluta indiferencia,
más allá del Abismo,
y yo le esperaba desde hace tanto tiempo que empezaba a temer
que nunca vendría,
tanto deseaba el fin que empecé a ver
de una manera que me permitía abrazar al mundo,
sin estar en él,
aumentando estas deliciosas ganas de poseer la Venus
que corona al suicidio con sus pechos,
en mis ternuras para despojarle la mortaja y beber su hiel,
mis manos viejas que desnudan arrastrando entre mis dedos de hueso
los tabúes del silencio mas allá da la cofradía de los muertos,
ocúltame detrás de la máscara y enamorarme el cuerpo,
que le pertenece, siempre fui tuyo,
he nacido muerto entre los muertos
y mi primer último suspiro,
se lo dedique a la vida que jamás conocí,
cuando te bese y secuestraste mi felicidad,
te odio por ello muerte, y porque me abandonaste
en este pútrido mundo,
mi amor es verdadero
pero tengo que ganarte,
estoy vivo y no me perdona la soledad del monstruo
hijo de la noche, noctambulo otro que llora en el día
y te rezo y deseo tu desnudes en mi cama
ven a mis susurros y despídeme de la carne
viola mi humanidad
te llevaras con ella mi soledad y tu mi amada muerte
me tendrás como amante,
en la destrucción o el adiós...
allí te encuentras tú y aquí estoy yo,
en el sueño donde la muerte viene a buscarme
trae entre sus vestidos,
un violín negro envuelto en mi mortaja,
detrás de ella los perros del infierno que aullaran mi deceso,
esta noche es ideal para morir,
no tengo nada, no tengo un motivo,
ni soy el motivo de nadie,
es la noche perfecta,
las cuerdas del violín,
suicidan mi mortalidad,
aquí nos encontramos ambos,
yo en el pozo, una estrella fugaz hermosa,
tú en el lugar donde quisiera estar
guardándome el nuncio de que mi verdugo es la eternidad.
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