Yo dejaré que muera en mí el deseo de amar tus ojos que son dulces
Porque nada te podré dar sino la tristeza de verme eternamente exhausto.
Sin embargo tu presencia es algo así como la luz y la vida
Y yo siento que en mi gesto está tu gesto y en mi voz está tu voz.
No quiero tenerte porque si no en mi ser todo estaría terminado
Sólo quiero que surjas en mí como la fe en los desesperados
Para que pueda llevarme una gota de rocío de esta tierra maldita
Que quedó sobre mi carne como una mancha del pasado.
Yo permaneceré... tú te irás, pondrás tu rostro en otro rostro
Tus dedos enlazarán otros dedos y te abrirás a la madrugada
Pero no sabrás que fui yo quien te tuvo, amigo de la noche
Porque puse mi rostro en el rostro de la noche y oí tu habla amorosa
Porque mis dedos enlazaron los dedos de la niebla suspendida en el espacio
Y traje hasta mí la misteriosa esencia de tu abandono desordenado.
Quedaré solo como los veleros en los puertos silenciosos
Pero te poseeré más que ninguno porque podré partir
y todas las quejas del mar, del viento, del cielo, de las aves, de las estrellas
Serán tu voz presente, tu voz ausente, que se borra.
Vinicio de Moraes
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